Capitulo IX - Amanecer

Después de aquella batalla, el grupo busco respuestas entre los pueblerinos que seguían con vida, ninguno respondió realmente a la pregunta. ¿Cómo unos simples humanos sabían sobre el fragmento del abaromatra?
Su “intención” era poder hacer el pueblo más conocido en Gradia, sus ganas de mejorar y salir de donde estaban fue su principal motivación, lastimosamente el fin no siempre justifica los medios.

Buscamos refugio entre las casas, Laila encontró una desocupada y dentro de ella un bebe, ¿Sckar sería amarrado por Leonora para cuidar  ese bebe aun cuando es obvio que no aceptara? Si… esa era la intención de ella y se “adueño” del bebe sacando a relucir su lado maternal.
En aquel lugar se durmieron Laila, Nagyu, Bel y sus hermanas después de tanto alboroto nocturno.
Tyr buscó por su parte un lugar donde poder reabastecerse de armadura sin éxito alguno, la herrería estaba muy difícil para sus habilidades de cerrajero y así fue como decidió entrar al puesto de vigilancia en compañía de Sckar, Natt, la joven Eshara y la fiel acompañante enana Margaret.
La mañana siguiente fue triste para el pueblo, 48 funerales 47 tumbas llenas de restos esparcidos y un solo cuerpo completo. Asga ofreció sus condolencias y rezó por las almas de los caídos con tal devoción que unas alas se formaron en su espalda, Natt no perdió tiempo e hizo la aparición mucho más significativa con su melodía, los aldeanos que quedaban reverenciaron al paladín creyendo que era algún tipo de dios o enviado del mismo.

Sckar fue en la búsqueda de su amada mientras que Tyr se dirigía a forzar la entrada de la herrería no sin antes observar como un grupo de niños pintaron en sus caballos las palabras “asesino” y demonio”. ¿Por qué enfurecer más a las personas que casi aniquilan el pueblo? ¿Es que acaso los niños querían terminar en pedazos como sus padres? De cualquier manera no afectó tanto al enano como se esperaba.
Una vez localizada su amada, Sckar fue mandado a buscar al padre/madre del bebe para evitar tomarlo a su cargo y, para su sorpresa, sus padres estaban entre los muertos. Cualquier persona del pueblo que aceptara el cargo sería perfecto para el mercenario, así que una de las mujeres decidió ir a revisar a la pequeña criatura.

Nagyu se encontró con Tyr y este le abrió la herrería rápidamente. El grupo se reunió en la casa donde la mayoría estaba reunido y la señora que acompaño a Sckar accedió a cuidar del bebe, pero nadie esperaba la discusión que traería consigo “el abaromatra”, aquella casi separa por completo el grupo. Al final la magia gano sobre el objeto preciado, el cual se le confirió a Laila que ahora sería su guardián. Tomaron rumbo a la granja después de separarse de Leonora, Merli y Anastasia, se revisó los alrededores y se consiguió la mejor acompañante de todas; ¡UNA VACA!

Y con la nueva adquisición, fueron a la búsqueda del príncipe de los elfos nobles. En la entrada a la madriguera de los engendros tenebrosos el grupo se enfrentó contra varios de ellos sin temer. La cueva es un tanto oscura y con varios cristales que la convierten en una bomba de tiempo si algún incauto juega con fuego estúpidamente. Sin mayor problema se internaron en la misma hasta llegar al primer obstáculo; una foso de 14-15 metros de ancho, más de 50 metros de caída que recorre la cueva y un árbol de 16 metros que sirve de puente entre los 2 extremos con mucho musgo en él dificultando el paso.
Poco a poco, los aventureros fueron cruzando por el mismo hasta la orilla en el siguiente orden: Laila, Azer, Nagyu, Eshara, Wizek (con ayuda de Nagyu), Sckar, Natt, Asga y Tyr. Después de esto su paso fue tranquilo solo unos cuantos esqueletos aparentemente afectados por la luz de Wizek interrumpieron su travesía…