Capitulo VIII - Nada es lo que parece…

Extracto del diario del ninja.

Un bien puede llevar al mal, pero rara vez el mal se transforma en bien…

Después de la batalla contra la hechicera nos topamos con una granja, su aspecto era terrible; cosechas destruidas, cuerpos con distintas marcas, sangre en el suelo y un fuerte olor a muerte. Aquél lugar tenía signos de haber sido asediado, cualquier paso en falso y una muerte segura podría haber aparecido apenas entrar. El mago blanco uso su magia para informarnos 2 cosas: todavía quedaba vida en la granja y la palabra Mithal. ¿Mithal? ¿Por qué ese nombre estaba ahí? Poca importancia le dio el grupo a su significado y tomaron mi sugerencia de ir precavidos.

Llegue primero junto con Laila hasta la casa marcada, su aspecto era desordenado y no parecía tener rastros de algún ser vivo. El granero era el lugar que más me intrigaba, parecía extrañamente tranquilo. Ocultándome inmediatamente después de entrar, me fui adentrando poco a poco hasta oír unos gemidos de dolor femeninos. ¿Alguien sobrevivió a esta masacre? Revisé bien, era una elfa noble que parecía tener varias marcas de daño como los humanos que estaban en los sembradíos, oculte a Laila en el pajar y me presente ante ella. Su estado mental estaba muy mal, intento correr apenas me vio cayéndose después de unos metros, la recosté contra la pared y le pedí a Laila que la ayudara.
“La vida da muchas vueltas y el mundo es demasiado pequeño como para olvidar a nadie”, esa fue la primera lección que me dio mi padre después de que exiliaran a un alto funcionario de Alessia. Vaya que tenía razón, justo después de hablarle a Laila una voz conocida grito: “La bolsita que brilla es mía”. Rayos, creía que nunca volvería a toparme con Azer. Hace tiempo que fui su maestro por órdenes de los superiores, nadie quería tratar con él, así que me ordenaron ser su maestro (y así matar 2 pájaros de un tiro). Laila desconfió de él y se acercó camuflada en paja, no la culpo, cualquiera hubiera reaccionado así al verlo. Revisó a la elfa y nos informó que tenía fiebre y muchas más marcas de las que pude observar, lo principal era saber que había pasado ahí y la llevamos a tratar con los médicos que nos acompañaban. El Nath (según nos dijo Wizek) empeoro un poco su condición así que mejor la llevamos con Leonora. Ya recuperada se presentó como Eshara y nos habló sobre lo que había sucedido; una caravana de elfos que se encontraba en el bosque del silencio, hubo disturbios en él pueblo siguiente y tras irse de ahí fueron atacados por engendros tenebrosos.

Hubo una discusión por la piedra que resulto ser parte del “Abaromatra” pero por su estadía en el bosque del silencio permaneció sellado su poder. ¿Ayudar a una completa extraña o simplemente huir con lo conseguido? Era preferible descansar antes de tomar cualquier decisión y así lo hicimos. Fuimos al pueblo cercano y nos decidimos a tomar refugio en la posada, gran error, no podíamos confiar en un pueblo que estaba intacto después de la matanza en la granja. El posadero filtro información sobre Eshara y vino con un gran gentío preparado para matarla. Aquí no supe quién fue más estúpido, si el posadero o el pueblo al confiar en Azer para ir a buscarla. Despertamos a todos nuestros acompañantes y nos preparamos para lo inevitable. Tyr entro a la habitación y empezó a hablar con un humano que amenazaba la vida de Eshara, Azer incendió las cortinas y se preparó para atacar al enemigo.

Rescataron a Eshara y nos preparamos para salir del lugar. Con magia de Laila, distrajeron a los aldeanos y nos dieron tiempo para salir. Aquél pueblo quería la piedra aun si eso les costara la vida y así fue. 50 hombres pelearon contra nuestro grupo, 47 murieron hechos pedazos y 3 muy apenas podían ser salvados…

Fin del extracto del diario.